lunes, 19 de octubre de 2009

Azul y el Podrido de la Noche

Hace no mucho me topé con un nuevo personaje de la noche porteña: el Podrido de la Noche o “Podri”.
En realidad, el Podrido de la Noche existió siempre, sólo que antes yo lo había ignorado por completo hasta que me empezaron a llamar la atención sus señas particulares, las cuales veía que se repetían en prácticamente todos y cada uno de los podris.
El Podrido de la Noche es ni más ni menos un rockero relativamente viejo o veterano que jamás traspasó las barreras del underground, ya sea como músico él mismo o como simple seguidor de una determinada banda de rock. Suele tener más de 35 años, alcanzando muchas veces los 40. Por lo general, tienen nombres típicos de la edad, como Rodolfo, Sergio, Norberto u otros, siempre encubiertos bajo apodos rockeros que casi siempre corresponden a nombres de animales.
El Podrido suele ser soltero y rara vez tiene pareja estable, aunque no es extraño que tenga uno o más hijos de relaciones fallidas y claramente sin protección con eventuales parejas del pasado.
El Podrido durante el día tiene un trabajo común y corriente: puede ser empleado en una oficina pública, en una pequeña o mediana empresa u otro cargo similar. Su desempeño laboral no es malo, pero tampoco brillante, por lo que las posibilidades de ascenso son escasas a nulas.
Un día en la vida del podri no tiene nada fuera de lo común: su vida cotidiana transcurre ordinariamente como la vida de cualquier otro ciudadano corriente. Lo que realmente le importa y le concierne al Podrido… es la noche. Cuando baja el sol, el empleado administrativo o trabajador estándar se convierte, cual vampiro, en un depredador nocturno y gatuno que es adorado por unos cuantos, pero aún así ignorado por miles. En este momento del día, el Podrido es finalmente alguien, tiene identidad propia y reconocimiento entre sus pares, tan podridos como él. Aquí su ego aumenta y su autoestima se eleva considerablemente. En este momento, el podrido está en su salsa y se mueve por la vida de los distintos antros porteños como pez en el agua, mientras saluda y es saludado por mucha gente que conoce “de la noche” y que por lo general ignoran quién es el Podrido durante el día. Incluso muchos suelen ignorar su verdadero nombre propio de la década del 60.
El Podrido suelen tocar algún instrumento musical en una banda de rock mediocre que sólo es relativamente conocida en el under, y cuenta con no más de 10 fans, 9 de las cuales son mujeres de delantera generosa y defensa pronunciada.
Las pocas groupies de la banda en cuestión son para el podri MUY importantes. Son ellas quienes inflan su ego, lo hacen sentir un grande dentro del ambiente en el que se mueven y muchas veces son ellas mismas quienes acceden a concederle al podri algunos favores sexuales.
El Podrido suele tener una baja a muy baja performance sexual, debido a sus problemas de erección a causa del abuso del alcohol u otras sustancias químicas no identificadas.
El Podrido consume psicofármacos entre 3 a 5 veces por semana, generalmente en el baño de hombres del antro rockero de moda del cual es habitué y al que por supuesto ingresa sin pagar por ser un viejo amigo de la casa. El consumo de químicos por parte del podri suele ser de público conocimiento ya que éste no escatima en informar que “me voy a drogar un poquito al baño…ya vengo” o bien “voy al baño a…emm…a eso mientras le guiña el ojo a las groupies de turno o al amigo compinche, que generalmente es un adolescente de no más de 25 años, que ha tomado al Podrido como un claro ejemplo de lo que se debe llegar a ser en la vida. Este adolescente que suele acompañar al podri cual Robin a Batman es un rockero novato, pero, por supuesto, un potencial Podrido de la Noche.
Sin embargo, y volviendo al tema del consumo de estupefacientes, durante una charla con el Podrido cuando éste se encuentra bajo los efectos de alguna sustancia equis, podemos llegar a descubrir que, en realidad, el consumo de drogas y alcohol por parte del podri es más bien reciente: lo hace desde hace uno o dos años, no muchos más. Antes de ser un Podrido era simplemente un joven adulto con una necesidad imperiosa y desesperada de convertirse en alguien con personalidad para aumentar su baja autoestima. Por eso es que en pocos años ha sabido alcanzar récords impensados de sobredosis varias. Y de ahí que de la noche a la mañana ha logrado la temeraria hazaña de convertirse en un Podrido de la Noche con Certificado Oficial.
Volviendo a la sexualidad del Podrido, éste rara vez practica el sexo oral. Si lo hace, todos sus amigos podridos se enterarán: “no sabés lo que le hice a esta pendeja la otra noche!” grita eufórico, señalando con el dedito y con total impunidad a una rubia platinada, que por supuesto es una groupie de su propia banda o de la banda de un amigo también podrido. O bien comenta que “no sabés la chupada que me pegó está pendeja! Altaaa peeerrrrrraaaaaa…” mientras los otros podridos reunidos a su alrededor aplauden y ríen a carcajadas ante tan descabellada anécdota.
Reconocer al Podrido en la noche porteña es simple: por empezar, solemos encontrarlo en recintos rockeros del palo, podridos como él, con un hedor nauseabundo concentrado en el ambiente, compuesto por los aromas propios del cannabis rancio, el alcohol chino vencido y el vómito, y acentuado por una importante humareda de cigarrillo que yace cómoda en el aire desde hace varias décadas. Más allá del antro, y volviendo al Podrido que nos concierne, diremos que sus 35-40 años se evidencian por su pelo entrecano o sus arrugas incipientes. Se viste a la moda rockera, simulando que tiene veintitantos años. Es más bien flaco y no tiene músculos: su cuerpo es más bien un saco de huesos, consecuencia clara del uso y abuso de las drogas y el líquido etílico, y el poco estado físico propio de una vida nocturna crónica plena de excesos. Infaltable el vaso de whisky barato en una mano y el cigarrillo de tabaco o marihuana en la otra, rodeado de mujeres más bien feas pero muy maquilladas, mientras sonríe y habla sin parar, contando todas las anécdotas que ha vivido desde que es oficialmente un Podrido.
No es extraño que de vez en cuando el Podrido caiga en un profundo pozo depresivo. Los motivos suelen ser de diversa índole: la soledad, el arrepentimiento o remordimiento por su declarado estilo de vida podrido, el sentimiento de fracaso, los hijos que su ex novia no le deja ver, la viola que no se puede comprar, la groupie que no se puede cepillar, entre otros varios. En estas ocasiones, el podri suele desaparecer de los antros que generalmente frecuenta y es posible que elabore en su mente traintañera podrida ideas suicidas de diverso tipo. Mientras, consume en exceso drogas ilegales o medicamentos varios (como antidepresivos o bien Viagra) mezclados con alcohol barato adquirido en algún supermercado chino. El Podrido suele pasar varios días inconciente y agónico, tirado en el piso de su monoambiente, sin que nadie sepa de él. Pero a pesar de esto, el Podrido sobrevive, ya que siempre hay un amigo menos podri que casualmente lo encuentra en ese estado y ayuda al gran Podrido a salir victorioso del impasse, para luego volver a las pistas, donde lo esperan el whisky, las drogas, las mujeres excitadas y, por supuesto, el buen rockanroll…

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