miércoles, 28 de octubre de 2009

Azul y el New Rich

Cierta vez acudí con unos amigos a un bar-boliche del barrio de Las Cañitas, cuyo nombre no voy a mencionar porque no viene al caso, pero del cual estoy segura que es sólo uno más entre los otros tantos de ese estilo que están esparcidos por la ciudad. Fue en esta ocasión cuando me detuve puntualmente a observar a un personaje que también es parte de nuestra sociedad argentina: el New Rich o Nuevo Rico.

El New Rich puede a veces ser confundido por el Gran Mersa (ver: Azul y el Gran Grasa), pero es muy importante que aclaremos las diferencias entre uno y otro:

El Gran Mersa en general tiene un trabajo común y corriente: puede trabajar en un gimnasio, en un solárium, en un boliche o bien en un local de ropa de la zona de Munro. Lo que sucede es que como el Gran Mersa vive en la mayoría de los casos con sus padres, es soltero sin compromiso y no tiene hijos, puede gastar los escasos 1500 pesos mensuales que gana en sí mismo: en prendas de vestir de marcas tales como Kosiuko, Ona Saez, Levi’s o Bensimon, en tratamientos de belleza o cuidados corporales (léase: gimnasio, cama solar, peluquería – donde se hará claritos, por ejemplo -, etcétera), en su auto modelo estándar tuneado y en el champagne con bebida energizante que consumirá en grandes cantidades los viernes y sábados por la noche cuando acude en compañía de sus amigos – Grandes Mersas como él – al boliche de moda. Muy de vez en cuando, el Gran Mersa podrá cambiar su celular por uno más moderno para no quedarse atrás en cuestiones tecnológicas. Pero hecho todo esto, al Gran Mersa no le quedará, al llegar a fin de mes, un solo peso en el bolsillo para gastar en nada más.

En cambio, el New Rich es otra cosa: el New Rich es el hijo de un diariero o kioskero y una maestra o ama de casa de Floresta, Almagro o Lanús que supo detectar un nicho de mercado muy rentable y que, con total habilidad y visión empresarial, ha sabido montar un negocio por de más redituable, el cual hoy le significa un abultado ingreso monetario mensual en su cuenta bancaria.

Cuando el nuevo negocio (que puede ser de variadísima índole) comienza a marchar sobre ruedas y a dar sus frutos, el New Rich hace lo que siempre, desde niño, ha deseado con vehemencia hacer: modificar su estilo de vida barrial y escalar de posición social.

Aunque el New Rich puede despertar la envidia de su ex vecinos y amigos del barrio del cual es oriundo, es menester aclarar que la nueva vida del New Rich es el resultado de arduas horas de análisis de mercado, trabajo, estrés y nerviosimo.

Sin embargo, hay excepciones con respecto a lo expuesto anteriormente. No siempre es necesario incurrir en un buen negocio para convertirse en New Rich: esto puede suceder también gracias a ciertas habilidades deportivas, por ejemplo, como es el caso de los jugadores de fútbol.

El New Rich no es, en sus orígenes, un despilfarrador: el New Rich sabrá administrar su dinero con una destreza envidiable para cualquiera. El New Rich no es como el tipo común que se gana la Lotería y de un día para el otro se patina la fortuna en excentricidades cual Beverly Rico hasta quedarse nuevamente sin un centavo. El New Rich, contrariamente a las creencias populares, va de a poco. Paso a paso. Sin embargo, el New Rich tampoco es un tacaño y es sabido que es un gran devoto de los detalles de calidad y de primerísimo nivel.

Lo primero que hace el New Rich es actualizar su guardarropas: reemplazará su jeans gastados y sus remeras de Narrow o Stone por indumentaria de reconocidas y finas marcas como Etiqueta Negra, Christian Lacroix o Dior y, cuando la billetera lo permita, adquirirá prendas varias en Versace, Dolce & Gabbana y Armani. Para las prendas informales de todos los días, el New Rich será un cliente habitual de Zara. Una vez adquiridos sus outfits de primera línea, el paso siguiente será su celular: el New Rich reemplazará su StarTAC del 99 por una Palm o Blackberry de última generación, donde convergerán su teléfono celular y su computadora personal. Hecho esto, el New Rich ya está listo para lo que viene: adquirir un automóvil o bien cambiar el viejo Sierra modelo 86 heredado de su abuelo. En general, suele comprarse autos caros llamativos o bien “naves” deportivas, en muchos casos cabriolet. Una vez que ya cuenta con su propio vehículo de clase, el New Rich podrá dar el siguiente paso, y quizá el más importante: comprarse una casa en un country de la Zona Norte del Gran Buenos Aires o bien un loft en Las Cañitas.

Una de las principales características del New Rich es que no tiene término medio. Luego de haber veraneado toda su vida en Santa Teresita, Las Toninas, Mar del Tuyú o Necochea, al ganar su primera pequeña fortuna el New Rich no elegirá Pinamar ni Punta del Este como destino vacacional: el New Rich se irá primero a Brasil (a resorts del Nordeste, lógicamente), más tarde al Caribe, luego a los Estados Unidos (por supuesto a Miami y en menor medida, a Niu Iork), para aterrizar finalmente en el viejo continente, donde se paseará muy horondo por la Champs-Élysées de París masticando una baguette como un francesito más; o recorrerá las históricas calles de Roma para luego cenar un plato de penne alla puttanesca en Piazza Navona, acompañado por un Chianti Classico. En Europa el New Rich aprovechará para comprar perfumes finos, adornos de Swarovski o cristal de Murano (si es que visita Venecia, donde por supuesto no dejará de contratar un romántico paseo en Góndola) para decorar su hogar. Cabe destacar que el New Rich viajará en Business Class siempre que pueda, alejado de la plebe de la Economy, y se hospedará sin excepción en hoteles cuatro o cinco estrellas, generalmente de cadenas norteamericanas como Sheraton o Hilton.

Sin embargo, no es extraño que su corazoncito barrial lo impulse de todas formas a comprar una casa en sus sitios de veraneo del pasado. El New Rich acudirá al menos una vez al año a Santa Teresita, por ejemplo, para recordar viejos tiempos y a hacer alarde de su nueva vida delante de sus viejos conocidos o amigos, a quienes aconsejará como todo un experto sobre cómo montar un negocio fructífero como el que a él le significó el radical cambio económico y social en su vida.

En referencia a los autos, el New Rich jamás preparará o tuneará un Volkswagen del 2002: el New Rich se comprará directamente un BMW y lo exhibirá orgulloso por las calles de la ciudad, mientras el reggaetón sonará a todo volumen desde su estéreo último modelo lleno de lucecitas de colores.

Volviendo a los detalles de primer nivel al cual el New Rich les otorga una marcada importancia, es posible que encontremos, por ejemplo, a un New Rich luciendo un llamativo reloj pulsera dorado, pero, a diferencia del reloj del Gran Grasa, su reloj será realmente un Rólex President de oro (y por qué no con incrustaciones de diamantes) y efectivamente le habrá costado 20.000 billetes verdes.

Dicho esto, es importante describir qué hace el New Rich durante su tiempo libre.

Durante el día, el New Rich decidirá practicar golf, para lo cual contratará a un profesor particular. El New Rich, fiel a su estilo, concurrirá a su primera clase totalmente lookeado para la ocasión: infaltable el outfit de Lacoste compuesto por chomba y bermudas blancas y calzado especial para la práctica de dicho deporte.

Los New Rich aficionados a los deportes extremos optarán por comprar un jet ski o una moto de agua, y visitarán todos los fines de semana el Delta (donde probablemente querrán comprar una casa algún día) a exhibir las piruetas que aprendieron de rebote con su nuevo artefacto acuático.

El New Rich será por siempre un habitué de gimnasios, saunas y soláriums, para mantenerse en forma y exhibir permanentemente y casi de por vida un bronceado hawaiano perfecto.

Durante la noche, el New Rich frecuentará restaurantes gourmet de moda, resto-bares o wine-bars y los boliches top preferidos por la farándula eventera argentina. El New Rich dejará en el pasado el asado del parri-pollo barrial para comer ahora sushi, y reemplazará el López por el Rutini Malbec.

En relación a lo expuesto anteriormente y volviendo al episodio de mi visita al bar-boliche de Las Cañitas, nunca voy a olvidar lo fuera de foco que me sentí mientras caminaba por los pasillos inundados con aroma a maracujá y a lima caipirihna. Mi piel pálida cual espectro ultratúmbico, mis tetas insignificantes como uvas y mi jean tres talles más grande, desentonaban de manera radical con las siliconas de tamaño colosal, el botox labial, las cabelleras rubias platinadas no naturales, los bronceados caribeños, los tacos altos y los pantalones ajustadísimos, entre otras yerbas. Las mujeres presentes en el local bailable Clase C se paseaban por éste cual serpientes de cascabel hambrientas en estado de alerta que esperaban el momento justo en el cual cazarían a su indefensa presa: el New Rich.

El local estaba plagado por estas dos especies: las vividoras platinadas (muy al estilo botinera, pero de mayor nivel) y nuestros queridos amigos, los New Rich. Estos vestían orgullosamente camisas o remeras de marcas internacionales cuyo logo siempre era claramente visible (las leyendas “D&G” o “VERSACE” resplandecían en los pechos de varios New Richs cual estrellas en la noche). Infaltables los pantalones de vestir, los zapatos de cuero ultralustrados, el aroma excesivo a perfume francés y las Palms o Blackberries visiblemente colgados en sus cinturones de cuero de cocodrilo amazónico.

En las mesas esparcidas por el recinto, había un objeto que se repetía centenares de veces como en una serie de Andy Warhol: la botella de champagne, finamente depositada en el balde y decenas de copas de cristal a su alrededor.

La relación del New Rich con las mujeres es muy particular. Por empezar, no me pregunten por qué pero nunca llegan al año de noviazgo estable con ninguna mujer. Los casos contrarios a esto son excepcionales. El New Rich será casi permanentemente un soltero codiciado por excelencia. Pero, a pesar de todo, al New Rich nunca le faltará una dama a su lado. En todos los casos, el New Rich siempre estará escoltado en sus viajes de placer por una rubia platinada con pechos grandes y colágeno en los labios, por lo general promotora o profesora de gimnasia. En algunos casos, la rubia puede ser reemplazada por una morocha escultural, de pelo negro azabache, lacio y largo hasta la cintura.

El New Rich jamás invitará a una chica a “dar una vuelta en auto”: el New Rich la invitará a “pasear en su BM”. El New Rich no la invitará a su casa, sino que le propondrá que se venga “un fin de semana al country”.

Mas allá de que esto parezca una crítica burlesca, personalmente debo admitir que me saco el sombrero ante el New Rich...en serio. Lo afirmo con la mayor sinceridad. Y digo, con mi copa de champú levantada bien arriba, y con total seguridad: “New Rich, queremos ser como vos!”

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