martes, 20 de octubre de 2009

Azul y la Novia del Rockero

" que me perdonen las fans,
tengo en mi lado la suerte..."
(PEREZA - Backstage)

La novia del rockero tiene una particularidad puntual y genérica: es una cornuda conciente. A la novia del rockero esto no le importa demasiado, ya que desde que ingresó oficialmente a la casa del rockero y conoció a su madre, esto significa que ha dejado de ser una simple groupie. Y dejar de ser una groupie es, para la novia del rockero, MUY importante. Es éste el componente principal de su dignidad y la razón fundamental de su elevado amor propio. La novia del rockero es una cornuda conciente, pero feliz: es la novia del rockero.
A diferencia de las groupies de la banda, la novia del rockero sabe que el rockero usa medias agujereadas y bóxers con dibujitos de todos los colores. Sabe que su madre lo despierta todas las mañanas con el desayuno en la cama y le hace cosquillas en los pies. Sabe que su cama tiene sábanas con motivos típicos de señora vieja, tales como flores en colores pastel o arabescos dorados, o bien con personajes de Disney o de los Looney Toons. La novia del rockero sabe que su novio cena sin chistar con sus abuelos todos los lunes por la noche, que le gusta el guiso de mondongo, que usa Sedal Ceramidas y sérum reestructurador para cabellos secos, que se hace brushing antes de salir, que se cepilla los dientes sólo una vez por día y que se compra pantalones de mujer. Sabe que su novio es eyaculador precoz, que no le gusta dormir desnudo porque se le paspa “ahí” y que su debut sexual fue a los 19 años con una prostituta de 47, en un cabarulo de La Paternal. La novia del rockero ha visto a su novio llorar mientras miraban “Dumbo” por Disney Channel, sabe que detesta las películas de terror, que se impresiona cuando ve sangre y que le tiene una fobia enfermiza a los payasos. De hecho, la novia del rockero siempre recordará que cierta vez, cuando ambos pasaban un fin de semana en el campo, ella salió corriendo dejando al rockero solo en medio de la llanura pampeana, en plena oscuridad nocturna. Luego, escondida detrás de un árbol y emulando lamentos propios de espectros de ultratumba, la novia del rockero fue testigo de cómo su novio rockero entraba en pánico y al borde de un ataque de nervios y a punto de llorar, le dijo: “cortala, boluda, me quiero ir con mi vieja…”. La novia del rockero sabe infinidades de cosas sobre la vida íntima del rockero que las groupies ignoran por completo y que jamás imaginarían de su ídolo. Y eso, ESO, la hace más fuerte y especial, y la diferencia radicalmente de cualquier otra mujer con la que el rockero ha tenido solamente una relación sexual fugaz en el camarín de algún antro podrido o en un telo de mala muerte del barrio de Flores.
A la novia del rockero suele vérsela en los recitales de la banda de su media naranja perdida entre la multitud, sola o con alguna amiga que quiere cortarse las venas con una cucharita por tener que acompañarla a ver a una banda que ni conoce, ni le gusta, ni tiene un tema hitero ni nada de interesante.
La novia del rockero suele entrar en el recinto con el pecho inflado: “la novia del cantante/violero/bajista/batero/tecladista SOY YO pero a los pocos minutos cae en la cuenta de que nadie, ni su propio novio rockero, ha detectado su insignificante presencia. Mientras la novia del rockero se toma el primer Gin Tonic contra la barra del lugar, el rockero en cuestión suele estar rodeado de groupies excitadas que lo tientan con sus escotes pronunciados y sus labios de medusa. La novia del rockero mira la escena tímidamente desde el fondo del local, masticando bronca pero con la certeza siempre presente de que “ustedes querrán curtírselo todo lo que quieran…pero la novia sigo siendo YO”. Dicho esto mentalmente, la novia del rockero se autoconsuela y sigue bebiendo alcohol hasta el cansancio o hasta quedar en un coma alcohólico que claramente nadie notará, excepto el barman, algún patova responsable o algún amigo macanudo de su novio rockero que, como ella, ha ido a ver el show del eventual rockstar.
A la novia del rockero rara vez se le permite ingresar al camarín. El personal de seguridad suele estar estratégicamente entrenado para mantener alejada a la novia del rockero y permitirle el paso únicamente a las gatas que se jactan de ser las fans número uno de la banda en cuestión. La novia del rockero es ahuyentada con excusas incoherentes tales como: “disculpame, no se permite el paso en este momento porque están probando sonido”… (en el camarín) (?) (?) o bien “los chicos están reunidos con un productor muy importante que nos solicitó que despejáramos el lugar”, mientras las groupies eufóricas bailan el “Rock del Gato” en corpiño paradas sobre los sillones apolillados del improvisado camerino. La novia del rockero se rinde y emprende, cabizbaja, su marcha nuevamente hacia la barra, donde beberá su quinto Gin Tonic, esta vez adulterado con cognac o bien con té de tilo para aminorar su rabieta. La amiga de la novia del rockero la sigue resignada, tratando de detectar en el recinto algún elemento cortante para suicidarse o bien para apuñalar reiteradas veces a su amiga, la novia del rockero.
Cuando comienza el show, la novia del rockero saca infinidades de fotos que por lo general le salen movidas, filma varios videos y canta los pocos temas que sabe, mientras vive su fracaso en silencio. Las groupies histéricas que quieren (y van) a curtirse a su novio, la miran de reojo, a veces con superioridad e ironía y otras veces con compasión. No hay que olvidar que la novia del rockero quizá también ha sido groupie alguna vez, que tal vez también ha ocupado el lugar que ellas ocupan ahora y que probablemente fue así como pasó a protagonizar el triste papel que cumple en este momento. Lo importante aquí es destacar que jamás, y bajo ninguna circunstancia, la novia del rockero será mirada con respeto por parte de las fans de su novio (de su novio el rockero).
Al rockero no le importa que su novia quede relegada entre la multitud y sea pisoteada por ésta: su única preocupación es seguir agigantando su ego a través de las adulaciones falsas de sus admiradoras de barrio. Es LA noche, SU noche, ÉL es la estrella y sólo eso importa ahora: ser el rey entre sus nenas y tocar buen rockanroll. Mañana será otro día, otro día en el cual la novia del rockero, ametralladora en mano, lo fusilará con reproches, reclamos, gritos y puteadas, haciéndolo sentir culpable una vez más por la patética situación que tuvo que vivir la noche anterior.
El problema sólo llega cuando la novia del rockero se cansa de los desplantes de su novio y lo manda sin escalas al carajo. Es ahí cuando el novio rockero entra en desesperación y se arrastra cual yarará del Imprenetrable chaqueño, suplicándole a su ex novia que vuelva y, por sobre todas las cosas, temeroso de que ventile a los cuatro vientos aquellas cuestiones íntimas que afectarán de manera directa y total, su pose del rock, arruinando por completo su incipiente carrera.
Pero ya es tarde. La novia del rockero está cansada. La novia del rockero ya está harta de haber sido una boluda durante tanto tiempo. Y, por supuesto, la novia del rockero ya está pensando en escribir una biografía no autorizada en la que relatará, con la mayor cantidad posible de detalles descriptivos y explicativos, todas y cada una de las intimidades más vergonzosas y denigrantes se su ex bichito.

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